OCTAVIO ESCOBAR GIRALDO

De música ligera


 

Cada canción queda indeleblemente asociada a un tiempo, la música es el heraldo sonoro del pasado y su sonido desata los más inesperados vericuetos de la memoria. De música ligera, desde el título (que sale de una canción del grupo argentino de rock Soda Stereo) es eso, desde un ángulo sutil que no se detiene en el detonante musical sino que éste sirve como el más visible, no el único, común denominador de los cuentos que reúne en sus páginas, y que le merecieron el Premio Nacional de Cuento a Octavio Escobar Giraldo. Mas allá de  este recurso formal, está la capacidad para crear personajes verosímiles, de un realismo que hace evidentes las fisuras del absurdo que vivimos aquí y ahora. Pero sobre todo el talento para asumir diferentes voces, pues cada cuento tiene un narrador en primera persona que es único, distinto a todos los demás narradores en primera persona de los otros cuentos. Un buen conjunto de narraciones, entre las que se destaca “Nunca es triste la verdad”.
Darío Jaramillo Agudelo. Cambio

De prosa joven, vigorosa y de buena brújula, que tiene unidad y equilibrio  en una decena de cuentos bien escritos y de los cuales por lo menos cuatro son excelentes,  lo que me impresionó favorablemente fue también que todos giran en torno de los vínculos de sus personajes con la música popular, dejan entrever una visión de mundo que delata vida, lecturas y experiencia del autor, y sobre todo tienen por centro a una Colombia actual, reconocible y dramática.
Mempo Giardinelli. Gaceta

Dotado de una singular facilidad para una prosa narrativa amable con el lector, a quien sumerge en tramas marcadas por una tensión y un atractivo sin desmayos, Octavio Escobar ha elaborado un conjunto de composiciones aglutinadas en torno a un motivo cardinal que fluye recurrente a través de todos los relatos: canciones modernas de dispares tendencias musicales. (...) Los relatos de Octavio Escobar confirman esa propensión a ignorar los modelos clásicos, las narraciones de "acontecimiento" de desarrollo lineal y finales cerrados, para preferir relatos de "ambiente" de contornos desdibujados y estructuras abiertas, en los que la narración queda encomendada a "gente corriente" y, con frecuencia, anodina, que reltan en primera persona un fragmento de unas vidas nada llamativas, situados en la periferia de la cultura, asediados por canciones de moda, películas de temporada y programas de televisión tan degradados como degradantes (unas referencias culturales que se encuentran entre el homenaje y el uso paródico), personajes, en fin, cuyos itinerarios vitales tienen la misma consistencia de los éxitos musicales que los acunan en su inconsciencia, en el destello fugaz de un momento de crisis y el posterior olvido.
Manuel Simón Viola. Hoy

Escobar Giraldo no es un moralista ni un crítico de la sociedad colombiana, no entabla juicios ni recriminaciones. Sus pretensiones no van más allá de las del escritor comprometido únicamente con la literatura. No en balde su expresa afición por el cine se filtra en el libro para captar, con agudeza y serena objetividad, a una sociedad en descomposición que se regodea entre la abulia y el conformismo... La oralidad del lenguaje de Escobar Giraldo bordea la maestría pues logra captar el sabor de cada una de las capas sociales de la ciudad... Hay dos cuentos en los que Escobar Giraldo se erige como un maestro del género: Nunca es triste la verdad e Himno Nacional. Ambos con seguridad encontrarán en camino a futuras antologías del cuento hispanoamericano. De Música ligera es un libro en el que se hace un viaje expedito al interior de la sociedad colombiana de los años ochenta y noventa para destacar los nuevos tipos urbanos troquelados por el multiculturalismo, la violencia política, el narcotráfico y la lucha por un espacio dentro de la estratificación social...  retrata a sociedad colombiana  en un desprevenido momento, sin tiempo de alistarse para la foto. Allí está el país, tal cual.
Philip Potdevin. El Espectador

Las novelas y relatos de Octavio Escobar son renovadores en muchos sentidos (...) El autor logra captar y comunicar las sutiles variaciones de registro en las voces populares y la solidez de los anhelos de sujetos corrientes que viven vidas ilusorias, es decir, como las de todos nosotros. Además (...) hace evidente el problema de las disgregación de identidades en la sociedad contemporánea, con entrecruzamientos culturales que enriquecen nuestra visión de mundo y demuestran su capacidad para leer la vida y participar en ella. En (...) De música ligera estos rasgos adquieren cuerpo en cada relato. Los espacios y los referentes no caben en jerarquías, y los ambientes se sitúan más bien en la memoria del aprendizaje de los símbolos que forman a la persona. (...) Al contrario de lo que algunos postulan, en mi opinión los personajes de estos relatos están profundamente arraigados en sus espacios. El malestar que los hace hablar no es distinto del desacomodo que provoca participar en la dinámica de sociedades internamente contradictorias. No puede llamarse desarraigado a quien vive intensamente su ciudad y recrea y elude sus penas, como ocurre con el personaje del cuento que da nombre al volumen. No dudo en calificarlo de cuento perfecto.
Carlos Castrillón. Universidad Tecnológica de Pereira

Octavio Escobar ha logrado recrear en su colección de cuentos titulada De música ligera (...) la atmósfera claroscura que ha caracterizado la vida del país en los últimos años. Son once relatos, que ambientados en la música ligera que dominó los oídos de una generación, tienen la virtud de presentar la cartografía negra de un país atravesado por el narcotráfico, la violencia política y la descomposición social. A través de un recorrido musical que va de los Bee Gees hasta Guns´n´Roses, de Sandro, el romántico de América, hasta Nino Bravo, el escritor ha logrado dibujar una época y una generación, que influenciada por el american way of life, no se dio cuenta que debajo de aquella vida artificial, corría un hilo negro e invisible. (...) En los cuentos de Escobar la música es ligera; la literatura es profunda. 
Fabio Martínez. Universidad del Valle



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